Y si la vida no es una broma, entonces ¿porque coño reímos?

domingo, 28 de agosto de 2011

Es él, el que me hace reir, aunque esté llorando.

Lo adoro, adoro a esa personilla que siempre va con las manos en los bolsillos, sonriendo a todos lados.
Con sus gafas de sol, y su pelo pincho. Reconozco que lo amo, y no puedo dejar de hacerlo. Reconozco que sueño con sus ojos verdes, y su sonrisa perfecta que me hace enloquecer. Reconozco que lo odio, pero lo quiero más que a nada. Sé que no puedo vivir con él, pero tampoco sin él.
Él es único, y me hace perder el control de mis pensamientos.
Acepto que no me quiera, acepto que no quiera verme, acepto que se vaya de mi lado, pero por favor no me hagas aceptar que te tengo que olvidar, no soporto el dolor que siento al verte y pensar que te tengo que sacar de mi mente y mi corazón, no soporto la idea de verte sonreír y que yo no sea la culpable de esa sonrisa, odio el saber que estas triste y no ser yo la que te saque esa sonrisa, la que te ayude cuando lo veas todo gris, o negro, y te haga verlo todo de un color más alegre, ODIO ESO.
Estoy en plena batalla, en pleno combate, y no quiero perder, pero creo que me ganará, el amor es fuerte y el olvido demasiado débil, y no quiero, no quiero que tenga que estar toda mi vida atada a eso del amor, prefiero el olvido.


Sé que es él, y no es otro, sé que es él, el que me hace reír, aunque esté llorando, es él, y no otro.


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